D. DE FORMACIÓN DE AGENTES

Quienes formamos parte de esta Dimensión nos hemos convencido de que los sujetos de la Nueva
Evangelización somos todos los miembros de la Iglesia: sacerdotes –párrocos y vicario(s)-, religiosos(as), y
todos los laicos, cada uno desde su lugar dentro de la comunidad eclesial, somos agentes de Evangelización. Somos corresponsables de esta tarea. En consecuencia, la formación de agentes es prioritaria. Por ello, es necesario “capacitar de la manera más adecuada a toda persona que se comprometa con esta tarea evangelizadora, cultivando procesualmente todas sus capacidades de acuerdo a la propia vocación y misión”. Buscaremos que todos esos miembros de la Iglesia logren en los grupos parroquiales nuevas actitudes de vida y las capacidades que les brinden la oportunidad de ser, clarificar sus proyectos de vida, vivir en comunidad y ser parte eficaz para lograr transformar las realidades en que vivimos.

No olvidamos tampoco que la formación tiene que darse dentro de un proceso de crecimiento a todos los
niveles: personal, grupal y eclesial.

Los sacerdotes, por su propia vocación, deben tener su propia formación permanente, teniendo a
Jesucristo como modelo de calidad y caridad pastoral. Todo sacerdote ha de lograr plenificar su identidad como “cabezas y pastores de la Iglesia”.

Igualmente los laicos están llamados a ser protagonistas de la tarea de Evangelización porque “sólo con
un laicado, formado integral y permanentemente, madura y comprometido podremos ser signos de una Iglesia particular que ha tomado en serio el compromiso de la Nueva Evangelización”.