La liturgia consta de un momento anterior y un momento posterior. En el
antes de la liturgia descubrimos un momento de suma importancia que es la evangelización, el anuncio profético de la palabra de Dios, despertando la fe, desentrañando el sentido de Dios y revelando el sentido cristiano de proyecto humano. En el momento posterior descubrimos que es toda la vida cristiana como ejercicio continuo de caridad, ya que lo que se ha vivido en la celebración, que es la caridad de Cristo, debe ser vivido en cada uno de los hombres y de las comunidades.
Por esta razón descubrimos que la pastoral litúrgica es aquella acción pastoral realizada hoy por el
pueblo de Dios con el objeto de edificar el cuerpo de Cristo mediante las acciones eclesiales del culto cristiano, teniendo en cuenta la situación real de los hombres. El objetivo de la pastoral litúrgica reside en lograr que el pueblo participe, participación que debe ser plena (interior y exterior) consciente (fruto de la educación litúrgica) y activa (participación armoniosa)
Entorno a la liturgia debemos descubrir también que es la fuente y el culmen, la acción de la Iglesia
total, debemos saber que no somos dueños de las acciones litúrgicas, sino administradores, lo cual nos lleva a crear la conciencia de que cuando celebramos no lo hacemos en torno a “nuestra” liturgia, sino que celebramos aquello que la misma Iglesia celebra, es decir el Misterio de salvación de Cristo Jesús.
De aquí la gran importancia de redescubrir la pastoral litúrgica, tal y como la Iglesia nos la presenta, con
los elementos a tener en cuenta en su ser, en su hacer y en su cómo hacer, esperando que este subsidio sirva para aclarar algunas dudas y de elementos para una mejor pastoral litúrgica en nuestras parroquias.