Iluminados por el Acontecimiento Redentor de Nuestro Señor Jesucristo y del Encuentro de Nuestra
Madre de Guadalupe, al contemplar la realidad de esta nueva época, queremos fortalecer y renovar nuestro esfuerzo para hacer presente el Reino de Dios en ésta situación concreta de nuestro país. (PGP 168, pag. 56).
La Iglesia Católica que peregrina en esta tierra mexicana y a la que servimos, está llamada a aportar, de
manera humilde, respetuosa, dialogante, incluyente, a la vez que valiente y profética, lo que le es propio desde su fe, a la construcción de este «santuario de vida» que es nuestra sociedad, para que nadie se quede fuera y pueda tener las condiciones necesarias para vivir con dignidad sin ninguna clase de exclusión.
Nos sentimos llamados también a reconstruir este «santuario sagrado» que es nuestra Iglesia, como el
Pueblo de Dios que desea anunciar y dar testimonio de la alegría del Evangelio, en comunión y fraternidad
cristiana. (PGP 170. pag. 57)
Hacia el encuentro de Jesucristo Redentor, bajo la mirada amorosa de Santa María de Guadalupe
Son muchas las limitaciones y los atropellos que se comenten en contra de la VIDAHUMANA y hay
situaciones dolorosas en nuestro país que imposibilitan que mucha gente viva con el mínimo de consideración humana y que se le reconozca su dignidad, impidiendo que esa vida plena que Cristo ha venido a traer, se haga realidad en ellos.
En el centro de esta realidad se encuentra la fuerza del Reino de Dios, que como cristianos nos lleva a
construir las bases de una sociedad donde se reconozca, se valore y se construya integralmente la dignidad de la persona. (PGP173. Pag.57)
“El ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, también posee una altísima dignidad que no
podemos pisotear y que estamos llamados a respetar y a promover: la vida es regalo gratuito de Dios, don y tarea que debemos cuidar…sin relativismos” (VConferenciaGeneraldelEpiscopadoLatinoamericanoAparecida,n-464).