La Asamblea Diocesana de Pastoral deberá estar penetrada de un espíritu eminentemente eclesial, misionero y profético, como lo pide la naturaleza misma de la Iglesia, para que los proyectos pastorales que surjan de ésta sean un vehículo eficaz para la Evangelización de la Cultura y alcancen hasta a los más alejados del influjo evangélico.
Asimismo, los participantes deberán mantenerse «en actitud de discernimiento evangélico», con apertura a la escucha y al diálogo, siempre buscando la voluntad de Dios para nuestra Iglesia Diocesana, «animados por un espíritu de comunión y participación, corresponsabilidad y servicio».
Para ello, en la Asamblea han de propiciarse experiencias y momentos fuertes de fe y oración, así como de convivencia fraterna, armónicamente combinados con el intenso estudio y el trabajo pastoral de la Asamblea.